Cada tecla de estos pianos tiene una nota diferente. Y cada nota diferente, despierta una emoción diferente.
La premiadísima pianista china Jin Ju fue la protagonista de este concierto organizado por la Academia Internacional de Ímola, Italia.
Un concierto celebrado en el Vaticano en honor de Benedicto XVI al que también acudieron los participantes en el Sínodo de obispos de África. Es la segunda vez que el Papa acude a un concierto con músicos chinos. El año pasado la Orquesta Filarmónica China dio un concierto en el Vaticano. Un evento considerado decisivo dadas las tensas relaciones entre Pekín y la Santa Sede.
En esta ocasión Jin Ju interpretó obras de Mozart, Beethoven y Bach.
Fue un concierto muy especial porque mostró la evolución del piano a través de siete pianos diferentes construidos entre el siglo XVIII e inicios del XX. Son piezas pertenecientes a la colección de pianos de la Academia de Ímola.
Una colección que incluye este fortepiano.
El fortepiano es una de las primeras versiones del piano. Fue diseñado por un artesano de Florencia a principios del siglo XVIII. Un instrumento que produce notas musicales más suaves que las del piano actual.
Al final del concierto, el Papa reflexionó sobre el poder de la música, y la comparó con la oración. Dijo que la música despierta profundas emociones , y que por eso abre el corazón y la mente a Dios.
Una emoción que también Jin Ju consiguió despertar con este espectacular concierto.
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